Una paciente trasplantada en 1988 asegura que le cambió la vida
BARCELONA, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha celebrado este martes los 40 años del primer trasplante hepático pediátrico del Estado, que se realizó el 7 de junio de 1985 a una niña de dos años con atresia en las vías biliares.
Para la ocasión, el centro ha organizado un acto con la presencia de la consellera de Salud de la Generalitat, Olga Pané; el gerente del hospital, Albert Salazar; la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Dominguez-Gil, y el director de la Organització Catalana de Trasplantes (Ocatt), informa Vall d'Hebron en un comunicado de este miércoles.
El entonces líder del equipo médico y adjunto de cirugía infantil, Vicenç Martínez, ha contado que en el primer trasplante hepático pediátrico participaron 15 profesionales médicos y empezó a las 11 de la noche y terminó a las 11 de la mañana del día siguiente, si bien en la actualidad el procedimiento dura alrededor de 6 horas.
La paciente recibió el alta hospitalaria 56 días después de la intervención, pero murió 6 meses después.
El antiguo jefe del Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplantes de Vall d'Hebron, Ramon Charco, ha explicado que en los años 90 se mejoró el manejo de los inmunosupresores, que los pacientes deben tomar toda su vida tras ser trasplantados.
En vez de ciclosporina y corticodias, que tenían más efectos secundarios en los pacientes pediátricos, apareció el Tacrolimus, y a inicios del 2000 la Rapamicina: eso permitió reducir la toxicidad y los efectos secundarios, así como el periodo de ingreso después de la intervención, que pasaron de una media de 97 a 40 días.
"En la actualidad, un niño o niña trasplantado de hígado es un niño o niña como cualquier otra, a pesar de seguir un tratamiento crónico, que puede llevar a cabo las mismas actividades que sus compañeros una vez recuperado del postoperatorio", ha informado el jefe de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático Pediátrico de Vall d'Hebron, Jesús Quintero.
Desde 1985, el hospital ha trasplantado de hígado a 481 niños, uno de los cuales fue el de Anna Font, que en 1988 tenía 6 años: "Me cambió la vida: a la hora de comer, de jugar, era una niña normal".
En declaraciones a Europa Press, Font ha explicado que tiene enfermedad de Byler, una patología congénita rara que le causaba cirrosis hepática y cuya única cura era el trasplante: de lo contrario, probablemente hubiese muerto.
Cuando sus padres ya se planteaban desplazarse a Pittsburgh (Estados Unidos) para el trasplante, surgió la oportunidad de hacerlo en Vall d'Hebron, siendo una de las primeras en trasplantarse: "Lo viví con naturalidad porque era lo único que conocía", recuerda Font.
Después del trasplante, y tras superar el postoperatorio, Font comenzó a notar la diferencia y a tener mucha más energía, y recuperó las ganas de comer, jugar y moverse, entre otros.
Empezó a llevar una vida "normal", con la única diferencia que debía llevar siempre encima unos inmunosupresores que se mezclaban con zumo o leche, y que más tarde se convertirían en unas pastillas gracias a los avances médicos; además, va cada 6 meses a hacerse controles en Vall d'Hebron.
Font completó sus estudios, fue a la universidad, vivió una temporada en Australia y en la actualidad es psicóloga clínica, y acaba de tener una hija: "Es importante que la gente vea que hay esperanza", explica.
Para ella, el embarazo supuso un riesgo, aunque lo hizo todo de forma muy controlada, con revisiones cada 15 días: "Tenía el corazón encogido, inseguridad, miedos, pero confiaba en la vida y en la ciencia".
Ha señalado la importancia de donar órganos: "Si pierdes un hijo, y puedes dar algunos órganos, supongo que aunque nadie te devolverá el hijo, te da un poco de gratificación poder salvar otro", aunque entiende que es una decisión muy personal y difícil.
Font ha agradecido también el trabajo a los profesionales --ella mantiene todavía el contacto con el cirujano que le operó-- y destacado la importancia de que no solo sean buenos a nivel médico, sino a nivel personal.
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