MADRID 8 Sep. (EUROPA PRESS) -
El turismo solidario crece a un ritmo del 20% anual en todo el mundo, consolidándose como una de las formas de viajar con mayor proyección de futuro.
Las reservas de viajes solidarios han aumentado un 32% en el primer semestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior, consolidándose como una de las grandes tendencias viajeras entre los menores de 30 años, según la agencia de viajes online Felicesvacaciones.
El análisis de la agencia revela que 7 de cada 10 jóvenes viajeros priorizan actividades que generen un impacto positivo en el destino frente a viajes de consumo masivo. La llamada "Generación del propósito" está cambiando la forma en que entendemos el turismo.
De acuerdo con este mismo estudio, el interés por el turismo solidario no solo responde a una cuestión ética, sino también a la búsqueda de experiencias auténticas. Más del 60% de los encuestados afirma que este tipo de viajes les permite conectar mejor con la cultura local y el 55% considera que enriquecen más a nivel personal que unas vacaciones tradicionales. Esta tendencia refleja cómo los jóvenes valoran cada vez más el impacto social y emocional de sus viajes.
En 2025, el turismo solidario está evolucionando hacia experiencias más inmersivas y con un impacto directo, adaptándose a las preferencias de las nuevas generaciones.
Desde la protección de fauna marina en Costa Rica, donde los viajeros ayudan en la conservación de tortugas y arrecifes, hasta la participación en ecoaldeas de Europa (Italia y Portugal), centradas en la permacultura y la bioconstrucción. América Latina también se ha consolidado como destino clave, con proyectos educativos en Perú que fortalecen lazos comunitarios en zonas rurales de Cusco.
La tendencia también se manifiesta en España a través del turismo regenerativo, con iniciativas que buscan reforestar áreas afectadas por incendios en Andalucía y Castilla y León.
Por último, el intercambio cultural en Asia, en países como Tailandia y Nepal, permite a los jóvenes alojarse en hostels solidarios que financian proyectos locales, combinando así un viaje asequible con una contribución económica directa a la comunidad.
En Costa Rica existen programas de voluntariado dedicados a la conservación de tortugas y arrecifes. Los jóvenes viajan en temporada de desove para ayudar en la limpieza de playas y colaborar en centros de investigación. Una experiencia que combina aventura tropical con impacto medioambiental directo.
También se puede disfrutar de ecoaldeas en Europa con estancias en comunidades sostenibles de Italia y Portugal que enseñan agricultura orgánica, permacultura y bioconstrucción. Incluyen trabajo en huertos, talleres de reciclaje y convivencia en un entorno 100% sostenible. Muy popular entre millennials y Gen Z porque combina naturaleza, vida comunitaria y aprendizaje práctico.
Los jóvenes también pueden colaborar en la enseñanza de idiomas y apoyo en escuelas rurales de Cusco o Arequipa. También existen programas de mejora de infraestructuras y acompañamiento a niños y jóvenes. Una experiencia que genera un fuerte vínculo cultural y humano con la comunidad local.
En España crece la demanda de estancias solidarias en iniciativas de reforestación y recuperación de ecosistemas, especialmente en proyectos de Andalucía (lucha contra la desertificación) y Castilla y León (restauración de bosques dañados por incendios de años anteriores). Los participantes combinan rutas de senderismo con la plantación de árboles, talleres de sostenibilidad y convivencia en entornos rurales.
Y más allá de nuestras fronteras despunta el intercambio cultural en Asia. En países como Tailandia o Nepal, los viajeros participan en hostels y alojamientos solidarios que destinan parte de sus ingresos a proyectos sociales (educación, acceso a agua potable, desarrollo local). Además de viajar de forma asequible, los jóvenes interactúan con comunidades locales y se integran en actividades culturales como clases de cocina, danzas tradicionales y festivales. Una fórmula que mezcla turismo experiencial, convivencia internacional y apoyo económico directo a la comunidad.
"Los jóvenes ya no viajan solo para descansar: buscan experiencias que les permitan conectar, aprender y dejar huella. En FelicesVacaciones hemos registrado un crecimiento del 32% en la demanda de viajes solidarios en el último año, una tendencia que sigue al alza en 2025", explica Beatriz Soler, directora de la agencia.
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