Este pueblo de la España vaciada tiene algo que fascinó a Jeff Bezos 14 años antes de su boda con Lauren Sánchez

MADRID 25 Jun. (EUROPA PRESS) -

Puede que Jeff Bezos esté ultimando su boda con Lauren Sánchez en algún rincón exclusivo de Venecia, pero hay un lugar mucho más humilde y desconocido que dejó huella en su historia personal hace más de una década: un pequeño pueblo castellano del que procedía su abuelo adoptivo y que forma parte de lo que hoy llamamos España vaciada.

Aunque a menudo se dice que Bezos tiene raíces españolas, lo cierto es que no tiene ascendencia directa por vía sanguínea. Su madre, Jackelin Gise, lo tuvo con solo 17 años en Albuquerque, Nuevo México, y su apellido actual proviene de Miguel Bezos, el hombre que lo adoptó y a quien siempre ha considerado su verdadero padre. Miguel nació en Cuba, pero su familia -los Bezos- era originaria de España. En concreto, de un pueblo de Valladolid llamado Villafrechós, del que su padre, Salvador Bezos, emigró a la isla caribeña en la década de 1920 tras vivir allí sus primeros 14 años.

Ese vínculo familiar llevó al fundador de Amazon a realizar una visita discreta a Villafrechós en 2011, acompañado por su familia y un reducido equipo de seguridad. No hubo grandes anuncios ni fotos oficiales, pero el gesto quedó grabado en la memoria del pueblo y consolidó una conexión emocional entre el empresario y este enclave rural del corazón de Castilla y León.

Situado en la comarca de Tierra de Campos, Villafrechós (Valladolid) es un ejemplo claro de la despoblación que afecta a gran parte del interior peninsular. A finales del siglo XIX, superaba los 1.700 habitantes. Hoy, su padrón apenas ronda los 460 vecinos, según el último censo municipal de 2024.

Pese a su tamaño actual, Villafrechós atesora una larga historia que se remonta a tiempos prehistóricos. Restos arqueológicos en parajes como Zalengas o El Picón dan fe de asentamientos milenarios. Durante siglos, fue villa de reyes y señores, y aún conserva huellas de aquel pasado en construcciones como el Real Monasterio de Santa Clara -fundado en 1406 por Doña Urraca de Guzmán- o la iglesia parroquial de San Cristóbal, que alberga un destacado retablo rococó del siglo XVIII.

En sus calles todavía se aprecian antiguas fachadas con escudos nobiliarios y fuentes históricas como la del Caminante o la de Zalengas, vinculadas a antiguos pueblos hoy desaparecidos. El baluarte del antiguo castillo, transformado con el tiempo en bodegas, ha sido parcialmente rehabilitado y convertido en restaurante, integrando la historia con la vida contemporánea.

La identidad de Villafrechós se mantiene también en sus costumbres. Fiestas como la de Nuestra Señora de Cabo, cada 8 de septiembre, se celebran con encierros y la singular "Vaca Enmaromada", declarada espectáculo tradicional por la Junta de Castilla y León. Tampoco faltan las celebraciones de San Isidro, San Antón o Santa Águeda, ni la peculiar "curiesada", una merienda popular con orígenes perdidos en el tiempo.

A nivel gastronómico, destacan los quesos y embutidos artesanales, y sobre todo sus famosas almendras garrapiñadas, una tradición con más de 200 años que sigue viva gracias a la familia Cubero. También se cultivan legumbres ecológicas siguiendo métodos tradicionales.

Villafrechós se reivindica como un lugar donde la vida se toma con calma. "Ir sin prisa, pero sin pausa" podría ser su lema no oficial. Y quizás sea eso lo que más valoró Bezos cuando visitó el pueblo de su abuelo.

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