MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
Greenpeace y WWF han advertido de que la inversión en prevención es clave para luchar contra los grandes incendios forestales, como los que afectan estas semanas a casi todo el país.
En este contexto, Greenpeace reclama medidas "efectivas e inmediatas" entre las que destacan gestionar cada año al menos el 1 % de la superficie forestal a escala nacional (260.000 hectáreas), priorizando zonas estratégicas de actuación; destinar alrededor de 1.000 millones euro/año en prevención (en lo que va de año se estima que se han gastado en extinción entre 3.000 millones y 6.000 millones); o fomentar la ganadería extensiva como herramienta preventiva y de desarrollo rural.
La organización también defiende recuperar las superficies forestales para establecer modelos silvopastoriles extensivos, reduciendo la densidad del arbolado y permitiendo la presencia de herbáceas y matorral de interés para la ganadería extensiva; o transformar el sistema alimentario, desde la producción hasta el consumo, como herramienta imprescindible para prevenir incendios, revitalizar el medio rural y garantizar la sostenibilidad del territorio, mitigando la crisis climática.
Asimismo, insta a dotar a los municipios en Zonas de Alto Riesgo de Incendio (ZAR) de recursos económicos y técnicos para ejecutar planes preventivos y de emergencia local; ampliar debates y alternativas en el medio rural sobre el uso del fuego y actividades en un contexto de cambio climático; aumentar la investigación de causas y motivaciones de los incendios; y aprobar de forma inmediata el proyecto de Real Decreto de directrices y criterios comunes de los planes anuales para la prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales.
"Nuestros bosques comparten los mismos problemas estructurales que nuestros pueblos: abandono institucional, desidia y una brecha urbano-rural insostenible. Problemas mucho más invisibles que las llamas, pero esenciales", ha declarado Mónica Parrilla de Diego, ingeniera técnica forestal y portavoz de Greenpeace.
En la misma línea, WWF pide al Gobierno y a las comunidades autónomas para reducir la alta siniestralidad que, entre otras medidas, refuercen la investigación de causas y pongan en marcha programas de intervención social en zonas con alta recurrencia de incendios.
La organización también exige a las administraciones que apliquen de forma ejemplar sanciones y condenas a quienes provocan incendios, para acabar con la impunidad; y pongan en marcha programas de sensibilización y educación para la población urbana y rural.
"Los incendios no son solo un problema ambiental, sino también un reflejo de conflictos sociales y de un territorio abandonado", señala María Melero, técnica del equipo de bosques de WWF.
Para la experta, invertir en extinción es "necesario, pero insuficiente si no se acompaña de prevención activa, gestión del paisaje y desarrollo rural". "No podemos resignarnos a que cada verano se convierta en una catástrofe anunciada", subraya.
WWF ha analizado las causas que hay tras el fuego y advierte de que hasta el 95% de los incendios tienen un origen humano, de los cuales el 53% son intencionados.
"Un dato que demuestra la necesidad urgente de reforzar la prevención social con medidas efectivas y acabar con la impunidad de los responsables", asevera la organización medioambiental.
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