La concentración de CO2 en la atmósfera bate récord un año más

   MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -

   Por primera vez, el pico estacional de concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera superó las 430 partes por millón (ppm) en el Observatorio Mauna Loa en Hawai, referencia a nivel global.

   Los científicos del Instituto Scripps de Oceanografía calcularon un promedio mensual de 430,2 ppm para mayo de 2025, un aumento de 3,5 ppm con respecto a la medición de 426,7 ppm de mayo de 2024. Los científicos del Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA informaron un promedio de 430,5 ppm, un aumento de 3,6 ppm con respecto al año pasado. "Otro año, otro récord", declaró en un comunicado Ralph Keeling, director del Programa Scripps de CO2. "Es triste".

   Situado en lo alto de las laderas del volcán Mauna Loa, el Observatorio Mauna Loa es el punto de referencia mundial para el monitoreo del CO2 atmosférico, el principal gas de efecto invernadero cuyo exceso de concentración procede del uso de combustibles fósiles por el ser humano y que resulta en el calentamiento global. A una altitud de 3.378 metros sobre el nivel del mar, el observatorio produce mediciones que representan el estado promedio de la atmósfera en el hemisferio norte.

   En 1958, el científico de Scripps Charles David Keeling, padre de Ralph Keeling, comenzó a monitorear las concentraciones de CO2 en la estación meteorológica de la NOAA ubicada en el observatorio. Keeling fue el primero en reconocer que los niveles de CO2 en el hemisferio norte alcanzaban su punto máximo en mayo, descendían durante la temporada de crecimiento y volvían a aumentar con la muerte de las plantas en otoño. Documentó estas fluctuaciones de CO2 en un registro que se conoció como la Curva de Keeling. También fue el primero en reconocer que, además de la fluctuación estacional, los niveles de CO2 aumentaban cada año.

La NOAA inició las mediciones diarias de CO2 en 1974 y ha mantenido un registro de mediciones complementario e independiente desde entonces.

   Durante la mayor parte del último medio siglo, el muestreo diario continuo realizado tanto por la NOAA como por Scripps en Mauna Loa proporcionó una base ideal para establecer una serie temporal a largo plazo del aumento del gas de efecto invernadero más importante de origen humano. En noviembre de 2022, la erupción del volcán Mauna Loa sepultó bajo lava más de 1,6 km de la carretera de acceso al observatorio. Tras una breve pausa, Scripps y la NOAA reanudaron las mediciones en la cima del cercano Maunakea.

   Más tarde, en 2023, el personal de la NOAA, que accedió al observatorio en helicóptero, instaló un sistema de energía solar y baterías de respaldo que les permitió reiniciar las mediciones de CO2. Se espera que este otoño se complete una carretera temporal que lleva al observatorio a través de los campos de lava.

   Al igual que otros gases de efecto invernadero, el CO2 actúa como una manta, atrapando el calor y calentando la atmósfera inferior. Esto altera los patrones climáticos y propicia fenómenos extremos, como olas de calor, sequías e incendios forestales, así como precipitaciones e inundaciones más intensas. El aumento de los niveles de CO2 también contribuye a la acidificación de los océanos, un cambio en la química oceánica que dificulta el desarrollo de esqueletos o conchas carbonatadas duras en organismos marinos como crustáceos, bivalvos y corales.

   Si bien el Observatorio de Mauna Loa se considera la estación de monitoreo climático de referencia para registrar el aumento global del CO2, no captura la magnitud total de las variaciones del CO2 en la atmósfera. Las estaciones en el hemisferio sur aún no han superado las 430 ppm y presentan un ciclo inverso.

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