
MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -
El productor, compositor y músico madrileño Andrés Costureras, creador del proyecto 'Pshycotic Beats', ha lanzado este 10 de octubre 'Soundtrack Without a Movie', un álbum que busca ser una confesión sonora ya que plasma su testimonio sobre lo que significa vivir con Trastorno Bipolar Tipo 2. El lanzamiento coincide con el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este viernes con el lema 'Compartimos vulnerabilidad, defendamos nuestra salud mental'.
Costureras ha confesado que su nuevo trabajo --que sale a la luz tras otras trabajos como 'Dormihcum' o 'The Black Album'-- no nace de la inspiración ni de una ambición artística, sino de una necesidad urgente de mantenerse a flote ya que, como argumenta, es el resultado de una batalla interna que le impide trabajar con continuidad, aceptar encargos de la industria o soportar la presión creativa.
"Este álbum es lo que puedo dar. Me gustaría componer más, pero cada vez que lo intento me rompo más por dentro. Si no compongo, me apago", afirma, lo que pone de manifiesto el conflicto: componer es lo único que le permite seguir adelante, pero también lo expone a una fragilidad extrema, pues la música le sostiene, pero también le desestabiliza.
Durante casi tres décadas, Costureras convivió con una enfermedad sin diagnóstico y sin nombre. En 2023, supo lo que le ocurría: una condición que alterna depresiones severas con hipomanía (una exaltación emocional más leve) y que, al no presentar manía extrema, suele confundirse con depresión crónica.
"No es solo estar triste. Es perderse en uno mismo. No poder concentrarse. No poder trabajar. No poder vivir con normalidad", explica el músico, que comparte su obra más personal: "una banda sonora sin película" que retrata su batalla diaria contra una realidad que afecta en silencio a millones de vidas.
Para Costureras, su música es "una invitación a dejar el móvil en un cajón y entregarse a la escucha activa". "A sentir, no solo oír", apostilla el autor que, en los últimos años, ha tenido que rechazar propuestas para grandes producciones --como la que realizó para la serie británica Killing Eve-- porque, por prescripción médica, la exigencia y la presión pueden desencadenar en una crisis.
"Es como caminar sobre una cuerda floja entre la creación y la destrucción", admite, al tiempo que asegura que su nuevo álbum no busca el éxito comercial, sino abrir una conversación urgente donde el primer paso es romper el estigma y construir espacios más humanos, empáticos y reales.
Así, 'Soundtrack Without a Movie' está concebido como un recorrido emocional por un día en un bosque metafórico, lejos de la toxicidad y la presión del mundo moderno. Desde los susurros iniciales de 'Silence', que recuerdan a Bernard Herrmann, hasta la devastadora 'God Wouldn't Allow You to Believe in Him', un lamento sonoro sobre la guerra de Gaza y la hipocresía global, cada canción es una escena de una película inexistente pero perfectamente visualizable.
El álbum mezcla géneros como el trip-hop, la electrónica oscura, el jazz, el pop barroco y la música cinemática, siempre con un hilo conductor claro: la lucha íntima de su autor con sus propios demonios. 'Loner', por ejemplo, sintetiza su batalla diaria.
"Hay días en los que no puedo levantarme. Pero la música me recuerda que aún respiro", reconoce Costureras, que ha colaborado con artistas como Silvia Superstar o The Cabriolets.
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