Así lo ha manifestado en una entrevista con Europa Press, en la que la fiscal ha confirmado que se ha registrado un aumento de este tipo de hechos en los 2 últimos años y que el perfil de los autores es el de "gente joven", menores de edad y adultos por debajo de los 30 años.
López Catalá señala que las víctimas de delitos de odio son especialmente vulnerables porque han sido elegidas por razón de una cualidad personal que reside en ellas, pero que en el caso de las personas sin hogar "la sensación de vulnerabilidad se multiplica exponencialmente porque son personas que dedican el 90% de su energía a defenderse de posibles agresores y a obtener sustento".
Preguntada sobre si existe una infradenuncia, la fiscal es tajante: en los casos de aporofobia "no es que haya una infradenuncia, es que hay cero denuncias, las víctimas no denuncian" por su extrema vulnerabilidad, por eso, si finalmente estos hechos se juzgan es porque son los cuerpos policiales los que impulsan el procedimiento.
La fiscal explica que algunos de estos casos acaban archivados, más que por ilocalización de la víctima por la imposibilidad de identificar a los autores.
Otro de los escollos, si finalmente el caso llega a juicio, es la dificultad para localizar a las víctimas por no tener un domicilio, por lo que, si no es viable, se tiene que acudir a la prueba preconstituida, que tiene la misma validez que tendría su testimonio porque se ha llevado a cabo con respecto al principio de contradicción.
Otra de las dificultades, explica López Catalá, es que a diferencia de otros delitos de odio, las agresiones a personas sin hogar no suelen ir acompañadas de insultos explícitos que hagan una alusión directa a su situación: "No les dicen sin techo de mierda, como a veces maricón de mierda, no. No suelen proferir este tipo de insultos", sino que suele tratarse de actos de humillación y ridiculización.
Para probar que una agresión está motivada por la aporofobia se tiene que acudir a la prueba de indicios, como el hecho de que la víctima y el agresor no se conocían, que no hubo un enfrentamiento, discusión o conflicto previo que la motivara, y la selección aleatoria: "Si hay 4 personas en la calle y hay una que está durmiendo en un cajero y otras 3 que no y se agrede a la que está en el cajero, de la selección se infiere la motivación discriminatoria".
En España, la aporofobia se introdujo en la circunstancia agravante en el artículo 22.4 del Código Penal, que entró en vigor el 25 de junio del 2021, mientras que dentro del artículo 510 del Código Penal, que engloba delitos específicos de odio con motivación discriminatoria, se introdujo más tarde, y entró en vigor en julio de 2022.
En el momento en el que se produjo el crimen de Rosario Endrinal, los hechos no encajaban en ninguno, dado que la circunstancia agravante no existía y el delito de lesión de la dignidad tampoco.
Sin embargo, López Catalá afirma que "seguro que sí" que influyó en la reforma del Código Penal, porque en la reforma del 2021 se hace referencia a que en algunas acciones criminales subyacía un rechazo a las personas pobres, aunque considera que no fue el factor desencadenante, dada la desconexión temporal de más de 15 años.
"Seguro que fue uno de los factores que se tuvo en consideración. ¿Por qué? Pues porque cuando una cosa así pasa, la sociedad se convulsiona, aunque seas ajeno al derecho", argumenta.
Al margen de los delitos más graves, hasta la introducción de la agravante, lo único que se podía hacer cuando se daba una acción humillante a una persona por razón de su exclusión social era calificarlo como un delito contra la integridad moral, recogido en el artículo 173 del Código Penal.
Sin embargo, al ser un delito que habla de un trato degradante, "el trato exige en principio una extensión temporal y cierta frecuencia", por lo que, de ser en una única ocasión, salvo hechos muy graves, para la Fiscalía era muy difícil acreditar que fuera seleccionada por razón de su pobreza.
En la actualidad, en la provincia de Barcelona hay muy pocos procedimientos por aporofobia: en diligencias de investigación de la Fiscalía no hay ninguna, y dentro de los procedimientos judiciales hay 2 hechos ocurridos en el área metropolitana de Barcelona y otros 2 en localidades de la provincia.
Sin embargo, según los datos recopilados por Assís, entidad que ofrece atención y acompañamiento a personas sin hogar, a través de una encuesta efectuada a 112 personas, el 50% aseguran haber sufrido violencia cuando estaban en situación de sinhogarismo.
Las mujeres son las que más agresiones padecen, un 6,12% más que los hombres, y los encuestados señalan que las franjas horarias en las que más ataques reciben son la noche (un 30%) o durante la madrugada (el 27%).
Desde la entidad alertan de la gravedad de estas agresiones, pues el 43% de las dirigidas a hombres "iban acompañadas de objetos intimidatorios, como palos y armas", y de que en el 67% de los casos en los que hubo testigos nadie hizo nada.
Por tipo de agresión, los encuestados aseguran que lo más frecuente es recibir insultos o tratos vejatorios (el 19%), el robo de sus pertenencias (un 19%), acoso o discriminación (14%) y agresiones físicas (9%) y que se produjeron en aeropuertos y estaciones (un 26%), en una zona transitada de la calle (22%) y en una zona aislada de la calle (un 16%).
Este lunes, Assís organizará un acto para mantener viva la memoria de Rosario Endrinal, una jornada de reflexión sobre la aporofobia y el aumento del discurso de odio, así como el tratamiento mediático y social que recibe la violencia hacia las personas sin hogar.
Por su parte, la fiscal recuerda que los delitos de odio son delitos graves no solamente porque afectan a derechos fundamentales, al principio de igualdad, de no discriminación y a la dignidad de las personas, sino también porque afectan a las bases de la convivencia.
Aun así, y pese a haber constatado un aumento, cree que también existe una mayor sensibilidad: "Quiero pensar que como sociedad hemos evolucionado porque somos mucho más empáticos frente a este tipo de hechos. No obstante hay un repunte. A la vez que hay un repunte, hay un rechazo mucho más contundente por parte de la sociedad en relación con este tipo de actos. Yo creo que se da la doble vertiente".
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