MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -

La Comunidad de Madrid ha dado el primer paso para blindar el Teatro del Siglo de Oro, todo un hervidero creativo en la región nacido entre corrales, imprentas y fiestas populares, y que ahora inicia su camino para ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) como Patrimonio Inmaterial.

Así lo recoge un anuncio del Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), consultado por Europa Press, en el que se detalla que la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español ha iniciado los trámites para su protección, destacando la vigencia actual de la 'Edad de Oro' en obras en teatros y festivales de la región.

La medida supone un reconocimiento a un fenómeno escénico que, más que un género literario, fue un espejo de la sociedad madrileña de la época. Desde que Felipe II estableció la corte en Madrid en 1561, la ciudad se convirtió en un hervidero donde convivieron administración, ciencia, artes, fiestas populares y una población en expansión. En ese ambiente bullicioso se forjó un teatro innovador, dinámico y profundamente vinculado a la vida cotidiana de la villa.

En este escenario, los dramaturgos del Siglo de Oro --Lope de Vega, Calderón, Tirso, Quevedo, María de Zayas-- encontraron en Madrid una inspiración inagotable. Sus calles, plazas, fiestas y vecinos alimentaron las tramas de las comedias, que mezclaban lo trágico y lo cómico.

Este giro teatral no fue repentino: venía gestándose desde finales del XV, con Juan del Encina o Lucas Fernández, y tomó fuerza en la primera mitad del XVI con Torres Naharro y Gil Vicente. Pero fue en Madrid donde se produjo su gran estallido: proliferaron compañías profesionales, se establecieron los primeros espacios permanentes de representación y nació un modelo comercial que permitió a los dramaturgos vivir de sus obras, algo insólito en Europa. En total, el documento menciona más de 1.100 autores y alrededor de diez mil obras conservadas.

Madrid fue también el escenario donde se consolidaron los grandes corrales de comedias. El Corral de la Cruz abrió en 1579, seguido del Corral del Príncipe en 1583, ambos gestionados por las cofradías de la Pasión y de la Soledad para sufragar hospitales. De este último, transformado por Juan de Villanueva y renacido como Teatro Español, es considerado como el "buque insignia del teatro barroco español".

En paralelo, Alcalá de Henares, ciudad natal de Miguel de Cervantes, presume de albergar el único corral de comedias conservado en la región y uno de los pocos existentes en España. Este espacio, en lo que hoy se conoce como la Plaza de Cervantes, fue inaugurado en 1602. Por aquel entonces, era un patio empedrado y a cielo abierto y se iría transformando a lo largo del tiempo, pasando por coliseo neoclásico primero y teatro romántico después.

La imprenta madrileña fue el otro gran motor de la región. Talleres como el de Pedro Madrigal publicaron las primeras ediciones de 'El Quijote' y multitud de comedias sueltas y partes teatrales, permitiendo que estas obras se difundiesen de manera masiva por España y Europa.

Aunque Madrid no solo produjo, imprimió y representó teatro. También se convirtió en un tema teatral: hasta 87 comedias incluían la palabra 'Madrid' en su título. 'El Prado de Madrid', 'La plaza de Madrid', 'Los carros de la fiesta del Corpus en Madrid', 'Al Hortelano de Alcalá', 'La villana de Getafe', son solo algunos ejemplos.

En las comedias de capa y espada, la villa era protagonista: Lope la ensalzaba por sus calles nuevas, su bullicio, sus hechizos y sus enredos; Tirso comentaba la claridad de su cielo y la confusión de sus calles; Calderón hablaba de un "Madrid, patria de todos", moderno y en cambio constante.

Las fiestas populares reforzaban ese paisaje teatral: el documento destaca las celebraciones del Corpus Christi como "la gran fiesta institucional", donde música, escenografía y liturgia se fundían en espectáculos monumentales, especialmente bajo la dirección de Calderón y de ingenieros italianos como Cosme Lotti o Baccio del Bianco, pioneros en maquinaria escénica, luces y efectos especiales del Barroco.

De este modo, el Teatro del Siglo de Oro se convirtió en un auténtico arte total, donde literatura convivía con música, danza, escenografías, juegos de perspectiva e incluso estímulos olfativos. Las representaciones incorporaban loas, entremeses, bailes, piezas breves y autos sacramentales que combinaban canto, coreografías y efectos escénicos, dando forma a espectáculos complejos capaces de conmover al público de la época.

Hoy, el teatro áureo no es ni de lejos un patrimonio dormido. La resolución pone como ejemplo de este apogeo el Festival Hispanoamericano del Siglo de Oro Clásicos en Alcalá, uno de los grandes referentes internacionales, con más de 86 funciones en su edición de 2025. También destaca el trabajo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Teatro de la Abadía, el Corral Cervantes de Madrid Río y una red de compañías especializadas como Morboria Teatro, Noviembre Teatro o Ron Lalá.

Aunque el informe no detecta riesgos graves en este patrimonio, advierte que la pérdida de interés del público podría debilitar su transmisión. Por ello, propone mantener una programación estable, reforzar la investigación y facilitar experiencias que acerquen al público actual al teatro aurisecular, incluyendo propuestas sensoriales ligadas a música y ambientación.

Tras la incoación del expediente, se abre ahora un periodo de información pública de un mes y se inicia la solicitud de informes a la Real Academia Española, a la Real Academia de la Historia y a la Universidad Complutense de Madrid (UCM).