MADRID, 24 Oct. (EUROPA PRESS) -El Banco Central de Rusia ha decidido este viernes reducir en 50 puntos básicos el tipo de interés de referencia, que pasará a situarse en el 16,50%, en lo que supone el cuarto recorte de la tasa de manera consecutiva y el menor precio del dinero desde julio de 2024, después de situarse en un récord del 21% entre octubre de 2024 y junio de 2025.
La entidad dirigida por Elvira Nabiúllina ha decidido rebajar la tasa, a pesar de que los indicadores subyacentes de precios no han cambiado significativamente y se mantienen por encima del 4% en términos anualizados y las expectativas de inflación se mantienen elevadas, por lo que el Banco de Rusia ha asegurado que mantendrá las condiciones monetarias "tan restrictivas como sea necesario" para que la inflación vuelva a la meta del 4%.
En su escenario base, esto implicaría un tipo de interés promedio en el rango del 13% al 15% anual en 2026 y "un largo período de política monetaria restrictiva", aunque la institución reitera que tomará sus decisiones en función de la sostenibilidad de la desaceleración de la inflación y de la dinámica de las expectativas.
En el tercer trimestre de 2025, el crecimiento de los precios desestacionalizados alcanzó el 6,4% anualizado, tras el 4,4% del segundo trimestre, y el indicador de inflación subyacente se situó en el 4,3%, tras el 4,4% del trimestre anterior. Se espera que la inflación despida 2025 en un rango del 6,5% al 7%.
Según el pronóstico del Banco de Rusia, la inflación anual disminuirá al 4%-5% en 2026, lo que representa un empeoramiento de la previsión para el próximo año asociada a "factores proinflacionarios puntuales", mientras que la tasa de inflación subyacente alcanzará el 4% en el segundo semestre de 2026. A partir de 2027, la entidad espera que la inflación anual se mantendrá dentro del objetivo.
"La actual aceleración de la subida de los precios se vio sustancialmente afectada por factores puntuales", explica el Banco de Rusia en referencia al encarecimiento de los combustibles, lo que podría relacionarse con el impacto de los ataques de Ucrania a refinerías rusas, además de un aumento más rápido de lo habitual en los precios de las frutas y verduras en los meses de otoño.
"Las expectativas de inflación se mantienen elevadas. Esto podría impedir una desaceleración sostenible de la inflación", sostiene el banco central ruso, advirtiendo de que las presiones inflacionarias actuales aumentarán temporalmente a finales de 2025 y principios de 2026 ante la expectativa de subida del IVA.
En cuanto a la actividad económica, la entidad aprecia una desaceleración de la expansión en el tercer trimestre de 2025, si bien la tasa de crecimiento se mantiene positiva y la dinámica empresarial es desigual entre los sectores, con una pérdida de impulso significativa entre los orientados a la exportación, mientras que la demanda interna se ve respaldada por el aumento de los ingresos de los hogares y el gasto presupuestario.
De su lado, si bien el mercado laboral sigue siendo ajustado, con el paro en mínimos históricos, los salarios suben a un ritmo más lento, aunque su tasa de crecimiento sigue superando al de la productividad laboral.
"Los riesgos proinflacionarios han aumentado y prevalecen sobre los desinflacionarios a medio plazo", reconoce el Banco de Rusia, avisando de que una mayor disminución del crecimiento de la economía mundial y de los precios del petróleo, en caso de agravarse las disputas comerciales, podría tener efectos proinflacionarios a través de la dinámica del tipo de cambio del rublo.
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